miércoles, 24 de julio de 2019

Yo mayo Yo gregorio





La demencia empieza a hacer estragos en mi cabeza.
Se me olvida donde puse la jarra de café
Se me olvida donde puse las oraciones, a los pies de cuál virgen.

Mis piernas truenan como nubes de mayo cargadas de rayos y lluvia
Mis ojos se despedazan en cántaros de cielo
Cómo abejón que recién deja la capa de tierra que lo mantenía enterrado

Resucitado pero confundido, estrellándome en las farolas tratando de comerme su luz, tratando de guardarme su calor.

Mayo es un mes muy frío
Mayo es un mes muy lleno de agua
Mayo es un mes de pena

El mes de alguna aparente virgencita que nos llora sosteniéndonos al pie de nuestras vidas.
Piedades infinitas de muertos que jamás nunca van a volver.
Muertos que no resquebrajaran los suelos como abejones.

Me levanto en una de las 31 mañanas, ojalá sin sorpresa o alarma. 
Pero la cotidianidad no dicta alguna diferencia

Péndulo débil con respiración cortada encima de mi exoestructura.
El agua percute el ventanal mientras baja por mis dos farolas apagadas.

Innumerables patas, lastimosamente escuálidas como para levantarme del lecho.
La demencia y mis alas comienzan a agitarse revolcando la gaveta donde puse a Dios y a sus santos

No sé si soy  un ser humano, un simulacro de animal parlante
No sé si soy un coleoptero enorme chocando con luces que no brillan mas solo encandilan
No sé si soy enteramente el mes de mayo, desbarbándome como aguacero tragando tormentas.

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