Hubo un
largo y extenuante camino que dirigía hasta aquella puerta.
El frío
y la nieve cayeron sobre la tierra y perdimos el sendero.
El
camino dorado de Dorothy desapareció.
El
invierno vino y tapo el sendero hacia la tierra de nunca jamás.
El
sueño se enfrió y no valió la pena ser Olaf y congelarse por ciertas personas.
No
valió romperse las plantas de los pies caminando hacia Mordor.
Le
fallamos a Balú y a Moigli lo esencial se volvió rutina, las blancas cintas se
volvieron horcas.
Hakuna
matata dejó de ser, preocupándome es como yo hago mi vivir, baboso, viscoso y
cero sabroso.
Ayer
llore con timón y Pumba, servimos shots de Montano con naranja acomodados en mi
tumba.
Alladino
se estrelló porque lo bajaron de la alfombra al pasar por los hatillos.
Genio
deseo estar muerto, ese es mi último deseo.
Pinocho
le atravesó la cabeza a Gepetto en una seguidilla de mentiras blancas, mirá voz
justo como yo.
El hada
azul se volvió maléfica y Úrsula siempre estuvo a mi acecho.
Y al
parecer no soy yo el príncipe azul que vos soñaste, por el que esperabas
cantando con los pájaros, del cual esperabas un beso de amor verdadero en tu
lecho de cristal, y esta vida está echa de cristal y los enanos tenían
martillos y picos, han destrozado la mía.
El
zapatico de cristal cielo, el zapatico que te probé te había quedado.
Pero
jamás pensé que la media noche vendría a romper el hechizo.
Nunca
creí que el carroaje se volvería una calabaza.
Nunca
creí que me fueran a convertir de príncipe azul a sapo asqueroso.
Y es
que ahora mi miedo es que nunca vaya a haber un "felices para
siempre".
Que nadie
me venga a bajar de la torre.
Que ya
nadie vaya a besar al sapo
Que
nadie quiera amar al ogro
Que
nadie ame al patito feo antes de ser cisne.
No va a
haber felices para siempre, y es que esto no es una película de Disney y vos no
sos una princesa.
Sos el
cuento que termina con el malo ganando.
Con
Úrsula en el fondo del mar brindando por mi muerte.
Colorín
colorado, este man está acabado
