...Es que no sos cuerda
Y tu muecas groseras y celos no me dejan trepar al cielo, como el príncipe en el balcón de rapunzel.
Tus locuras celopatas me hacen esconder las navajillas, creyendo que me vas a echar una en el arroz.
Y de verdad, me da pánico tirarme un pedo y rasurarme el culo.
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