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Días de soledad monótona.
Una gota cae en un balde durante horas.
A veces en este encierro sueno la cacerola con un palo y digo que es música
Rayo las paredes y para verme solo estoy yo.
El ruido, mis signos legibles, mi propio idioma mi propio yo.
Pequeño Dios encerrado en un cráneo.
Me siento frente al ordenador, sorbo el café del vaso y me rasco las bolas.
Mi reflejo me interpela frente a una pantalla negra
Tiene que haber mas que yo.
Trato de dejar el dilema, me quito el traje de erizo.
Ella me lastima aunque dice que nunca quiso
Tal vez ella me dijo y fui yo el que no entendió
Que en su torre solo hay un idioma y que quería tres hablantes y no solo dos.
En una entrevista me dan la mano, mientras estiro la derecha no se que cara poner.
Que cara se pone cuando se da una mano?
No me genera confianza dar mi mano derecha para se detenida por otra.
Suelen ser los zurdos la gente mas peligrosa del planeta?
En este mundo diestro, parezco siniestro pero en la profecía de mis cavernas se esconde la verdad.
Soy los otros reflejados, todos lo siglos y los años pasan sobre mi y mi edad.
La gente que me mire sin mirarse a si mimos no me podrán ver, eso es todo lo que he sido, fui, seré.
Cuantos mas están acompañados por su soledad?
Cuantos mas hablando lenguas que solo otros comprenden?
Cuantas idílicas babeles de pie y enormes sin una mano gigante para tumbarlas?
Cuantas dislexias comprendidas?
Salgo de mi torre día con día, esperanzada princesita deseando ser feliz
Tal vez no sea el único raro y podamos hacer normalidad esta rareza
Capaz y en otro lado no sea anomalía lo que acá es solo cosa mía
Y podría ser de dos.
Que estos sentires son humanos y no para quietos o perplejos.
Quien sea tan valiente para mirar a la abismo
que de vuelta al espejo y se enfrente a si mismo.
Puede encontrarse en uno, un uno partido en dos.
Soy todos.
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