En la frontera de mí cuerpo está el enemigo.
Roncando, dormido, hablando loco, solo en su sueño.
Y yo no le permito que se acerquen entre ellos a mis párpados.
No sé acaba el ruido de bestia metálica en la gaveta.
Que como la posion de Alicia me habla y me interpela.
Tómame
Usame
Cambio de lado de la cama, inquieta, busco las pastillas, el agua, el ritual diario sin el resultado de siempre.
Ábreme
Lléname
Usame
Mientras en la frontera de mí cama sigue roncando mí enemigo, que al despertar volvera con las ráfagas de golpes y con su boca llena de arpías.
Me levanto me sirvo el segundo vaso de agua, miro la gaveta guardando uno de los colmillos de la parca.
En mente: pasan episodios en súper 8 de una serie que no vi pero recuerdo, puede que sea la tragicomedia de mí vida.
Subo las gradas, ciegas por los metrajes.
Tomo el metal.
Un silencio enorme y mí dedo apunto de firmar una sentencia.
El estruendo
La ira
El barril girando.
En el suelo de la alcoba yace mí enemigo.
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