Cada vidrio roto me recuerda a casa
Memorias lejanas que rápido corren
Jalan de mis venas
El cuello me lo aprietan
La cabeza me la trepanan.
Las onomatopeyas de un...
Crash!
Pum!
Zas!
Hacen eco en las aristas dónde Dios se escabulle por las endijas del suelo.
Hileras de vidrios infinitos caen como piezas de dominó.
Esclavitud en ventanales que me amenazan con ser aplastado.
Sueños rotos
Ojos rojos
Manos cortadas por la herida que da el vidrio y el espejo.
Mientras los fariseos se levantan en oración.
Mientras con la boca llena de porquería claman por Jesús, por uno que no camina sino que está pegado con gomaloca porque también su rostro y sus manos le rompieron.
Pegado con gomaloca los tranquiliza, los consuela.
Le temen al señor justiciero y caminante
Prefieren un preso Jesús clavado con gomaloca a la cruz.
Y yo...
Estoy hecho de vidrios y sueños rotos.
Soy un mosaico vitralado por dónde no pasa la luz.
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