Gasté
mi verano escribiendo poemas que jamás vas a leer.
Y seguí
escribiendo cartas para nadie.
N
Soy
como el perro manso amarrado al poste.
Sin
necesidad de estar cautivo
Sin
necesitar el castigo.
Brincando
y jalando la serie de eslabones cada que pasás.
Y
tenías razón, no soy nada
No soy
nadie más que un perro.
Rascando
la tierra por encontrar tus huesos.
Un
perro sin celo, sin dientes para morder.
Soy
como el perro manso amarrado al poste de rezos.
Esperando
tu regreso, que no va a ser
No va a
haber más sonido en la oscura habitación que los ecos de los secos y fuertes
ladridos que salen de mi pecho.
No va a
haber más sonido en la oscura cavidad de mi mente, que el de las cadenas de
este purgatorio.
Que no
purga nada, todo se despedazó finalizando el invierno.
Y es
que imagino yo que, sin tu calor, frío ha de ser el infierno.
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