Llevo la boca triste de sabor ajeno
La cara larga, la mueca impropia
Siento invasores cabalgando en mi cuello
El pecho hundido de un latir extraño
La casa tomada
El huerto saqueado
País desolado e invadido
Mis girasoles crecen en tierra propia
Son regados con agua ajena
Su mirada vuelven a un sol en el que no brillo
Un calor que en mi espalda no quema ni calienta
Llevo el olor extranjero de la ausencia llena
La textura de prendas que no he mercado
El tacto extraño de un suelo seco
Siento invasores galopando en mis centros
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