Cuántas despedidas finjimos
Cuántos adioses de mentira, asomándose la verdad.
Cuántas veces peleamos, nos reconciliamos y acordamos que no iba a volver a sucedernos.
Cuesta cuantificar la deuda de respeto mutuo y autoestima.
Laceraciones rasposas que pasaron a ser corte de bisturí enterándote de mis inseguridades.
Líneas se dibujan en mí pecho con las huellas de mis uñas.
Líneas se desploman de mí cabeza terminando en mis dedos y mis palmas.
Cuántas despedidas de mentira un día se hicieron verdad y nos deja el sinsabor la mala costumbre de esperar algo que ya no tiene retorno
Para que sea un buen final tiene que quedar siempre un cabo suelto.
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