Llegó en puntillas
A oscuras y de repente
Invadió mí carne y no me percaté.
Y no me entero
Siento solo disminuir el peso.
Solo los otros se percatan de los pedazos de algo que fui que arrastro en el pasillo, hasta desprenderse de lo que queda de mí.
Si, se me ha caído la nariz y no huelo la arena ni el mar.
Saboreo solamente su sal
Solo siento presión en lo que me queda de cara.
Temo saber si perdí los ojos de mí abuelo
La boca de mí madre
O las cejas de mí papá.
Temo que se caigan los últimos retazos de ilusión
Temo que se me caiga la crónica y la memoria
Pero lo que más temo...
Es mirar adentro, saber qué se desprendió mí yo.
Ver qué solo queda una superficie color carne.
Y que entre los pellejos
Se me halla caído la sonrisa
Que se me halla caído Dios y su posible misericordia.