Sos mí jarróncito chino
De la dinastía desconocida, lo más caro de este empolvado establecimiento.
Frágil y hermoso
Sensible a la caída, en riesgo aparente de quienes pasan a tu lado
El miedo peregne de que golpeen tu estante y te vengas abajo, destrozado en miles de pedazos.
Sos mí jarróncito chino
Del futuro un conocido sin que allá llegado, lo más tambaleante y mal puesto de la estantería
Tu fragilidad es hermosura
De tus aristas rotas un nuevo kintsugui, besos de tiempo e hilos dorados de unas manos artesanas, nobles, que te besaran la llaga
Curarán, tu mortal herida.
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