jueves, 12 de septiembre de 2019

Reflejo roto.




Deje crecer mi cabello a ver si lo notabas.
Empecé a vestir bien para que te impresionará.
Pero solo soy un fantasma dentro de un cascarón.
Solo una figura de algo que pueda que sea lo que querás pero no lo es.

Una calca de tus gustos
Una imagen y semejanza de tu ego

Algo esperando estar, esperando ser cuando no es.
Y es que vos sos pero tampoco estás.

Subo a un tren, en la próxima estación  apuesto que no estaras
Cuando ocupés de mi, en ese momento apostaría mi alma a que yo si estaré presente

Aunque solo soy un fantasma dentro de un cascarón.

Tranquila
No soy yo
Soy vos.


El silencio y las calles vacías



Las huellas de mi pies quedan plasmadas en el Boulevard.
Regresando en busca de casa luego de encaminarte a la tuya.
Entre los mocos de un resfrío y el desarreglo de mi pelo  romantizo mi depresión .

Me gusta el silencio
Me gustan las calles vacías.
Bajando en cada latido otra cuesta en la busca mi hogar, el terapeuta dijo que se me nubla la vista, que tengo el alma entrecortada

El mapa se empieza a ver borroso,  pero sé que cada intersección me va a llevar a mi hogar, que cada cruce de camino nos va a apartar o a unir más
Espero hallarte...

.
Es por eso que necesito el silencio
Es por eso que necesito las calles vacías.
De igual modo que te necesito a vos.



Cantos lejanos.




Hay una lápida sin nombre al frente mío
Entre los nichos y las hileras se oyen cantos lejanos.
"Me voy con él, me voy con el yo no me quedo me voy con el"

Cantos de sirenas de vestidos rojos y blancos me incitan a seguirles.

Les sigo junto al último de mis ladridos.

Hay una caja
Acolchada
abierta al frente mío.

Su terciopelo carmesí y sus suaves superficies me incitan a dormir


Los cantos lejanos ya no lo son tanto, ladridos llenan el espacio.
Mientras caen gotas de hisopo percutiendo madera


Miles de heraldos negros...yo no sé.
Vienen a mi casa.
A despertarme del sueño.
Pero en mi cama no duerme nadie.
Ni siquiera yo.






Cuando dos personas se despiden, lo hacen con una ´ultima palabra. Esta queda prendida en sus corazones, la cuidan, la cobijan, la alimentan y son alimentados por ella. En las palabras de despedida parece haber una fuerza que puede superar el abismo de la separacion, dispensar vida en la ausencia y comprometer a toda la existencia. De este modo, la palabra se vuelve comprometedora. Si los que se despiden se aman, cada cual quiere recibir la impronta de la palabra como una promesa de amor, de tal manera que el proximo encuentro lleve en sı mismo el signo y el sello de aquella palabra