martes, 12 de marzo de 2024

Un verso a la vez (programa de desintoxicacion para poetas recurrentes)

 Ojalá pudiera dejar el cuaderno y el lápiz de lado

Deshacer la urgencia vana de abrir tanto la boca

 

Dios mío

Concédeme la serenidad para no decir coplas

Valor para olvidar aquellas que no puedo

Y Sabiduría para escribir prosa.

 

Deberé admitir que soy incompetente, inútil en ponerle freno al verso

Mi vida se ha esfumado en la lectura convulsa de líneas grises

Buscaré un Dios para que me devuelva el juicio

Resolveré mi vida confiando ciegamente y me repetiré que el infierno no es el prójimo

El me sabrá cuidar mejor y me apartará del micrófono abierto

 

Hurgaré en mi mente para confesar mis faltas: todas las noches de escondite leyendo a solas

Sin temor, a voz alta diré que me he bebido miles de libros

Que se ha deslizado sobre mí el amargo veneno de las tintas

Admitiré todos mis nombres

Todas mis cruces

Dios sabrá perdonarme

 

Con su borrador quitará las letras rotas

Enderezará los reglones torcidos

Tachará esos vapores parisinos escondidos entre las páginas y sus diabólicas uniones

De seguro, si con devoción se lo implorase

El Sabrá liberarme

 

Haré una lista de todos los desafortunados que escucharon mi voz haciendo rimas

Iré en cada cantina rechinante y vieja buscando que me absuelvan

Repararé mi pecado quedándome callado, me pegaré con una botella tres veces en el pecho y maldeciré a voz viva a Bécquer

Por su culpa

Por su culpa

Por su culpa y la de las golondrinas

 

Siento compasión por todos esos desgraciados que aún riman

Que envían mensajes a deshoras para que les revisen el poema

Aquellos que esperan el espacio para correr hacia el micrófono

Por todos los miserables que disimulan no haber entendido

Esos seres podridos que se beben un recital malo por semana  

Yonkis de garabatos y metáforas

Persiguiendo editores tras la droga de las letras

 

Maldita sea la industria de la imprenta que a tantos jóvenes ha orillado a convertirse en poetas

lunes, 11 de marzo de 2024

Casa de empeño

Epf: “Igual que en la vidriera irrespetuosa
De los cambalaches se ha mezclado la vida
Y herida por un sable sin remaches
Ves llorar la Biblia contra un calefón”

Enrique santos Discepolo - Cambalache

Quiero ser grande

Tan grande para caber en todas las pancartas, en todas las banderas


Pongan mi retrato en todas las escuelas

Cuelguen mi foto en la sala de sus casas

Préndanme velas y lean mis poemas sin tartamudear

Aprenda de memoria mis letanías

No quieran verme la cara de poeta

No quieran despertar mi furia.

No se les ocurra decir:

                     “señor señor”

                     “cristo cristo”.

Huerto de alimañas.

Epf: “Se gastan más de lo que tienen en coleccionar espías, listas negras y arsenales
Resulta bochornoso verlos fanfarronear a ver quién es el que la tiene más grande”.

Joan Manuel Serrat- Algo personal.


Quisiera ser pequeño

Tan pequeño que quepa en cualquier pancarta, en cualquier bandera

 

Me haré una casa con huesos de viejo

Una alfombra de pieles flojas

Un balcón marchito para despeñar la memoria

Haré un matadero de mecanismo y aguja

Diré

“señor señor”

“cristo cristo”

Bendígame su buena merced por ser tan compasiva

 

Me haré para mi un huerto de alimañas

Les cambiaré el cielo por el homenaje y la medalla

Un fuego de artificio

Una patraña pulida con mármol de lapida  

Un horno donde podamos estirar la levadura

Uno dónde lloraremos lagrimas blancas sobre oscuras sabanas

Se esconde la ovación en el dormitorio del fondo.

Esquizofrenia

 Mi psiquiatra tomó una pildora para mostrarme que no me afectaría en mi rutina

De pronto
He desaparecido.